Adagio for strings
Natalia Castillo Verdugo. Fotografía, 2011.
Un paraíso cuyo cielo era del color del infierno,
pero aún así: paraíso.
Un destino agradecido, la risa de un ciego,
el eco sollozante de las glorias que se acercan.
Mientras tanto los deformes gimen,
escriben la canción que los proteja de sus obsesiones
y los salve del límite de la desesperación.
La ira de un elefante,
el ruido de su vientre vacío
el silencio del ciego en la ventana.
Los colores se enredan con la arquitectura,
y mientras se renueva el horizonte,
los de allá lamentan la ausencia de su voz en ese coro.
Juegan los deformes y recuerdo a una mujer,
recuerdo su canto:
"Tengo pájaros en la cabeza
que razonan en jaulas aprendiendo a hablar..."
Entonces, por favor, no te mueras tanto.
Es, la ternura, a pesar de tus labios.
http://www.youtube.com/watch?v=lV3SHBFyDZM
Hoy recordé a Lynch y el delirio del "Hombre elefante"
me regaló un minuto con Samuel Barber y su Adagio para cuerdas.
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