La tienda azul
© "Respiración", Verdugo, 2010
Agotadas,
mis manos
inauguran otro
invierno.
(como sólo el amor
verdadero sabe)
y cantan de noche,
mientras las almas de
los olvidados lloran.
Mis
manos,
―frágiles como tu edad,
inasibles como los ojos
del ciego―
sueñan con un teatro
junto a la playa.
Arrecia
la lluvia
y la oscuridad me
recuerda que perdí el cielo.
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