¡LEVÁNTATE, VEN CONMIGO!

"Die Tanzerin" - Egon Schiele

Sobre el alma ese aleteo inútil
de aquello que no fue, ni pudo ser, y lo es todo.

Fernando Pessoa


La imagino bella y feliz. Sueño con su rostro, siento su amor de ángel. Recuerdo que es lo más grande que tengo (lo que me ayuda a vivir), lo único que me importa en este mundo. Por eso estoy acá: odio estos lugares en los que acecha la muerte, el contagio, el sufrimiento. No soporto la tristeza que generan las personas que están aquí. No me gusta tener que acudir a ella en un lugar como éste. No sé si mi cabeza y el resto de mi cuerpo encuentren un punto de apoyo para resistir lo que el médico dice. ¡No!, no es cierto, no puede estar hablando de mi nena. ¡No!, no de ella, no de mi hija, la luz de mis ojos…


La primera noticia sobre su existencia fue suficiente. La amé antes de poderla tener entre mis brazos. Al verla supe qué era la perfección y desde ese momento fue ella el amor. ¡Mi hija!, mi sangre renovada.

¿Cómo es posible que lleve aquí más de un mes y no me haya enterado? ¿Qué hice tan mal en todos estos años? No era aquí a donde me hubiese gustado visitarla, en un hospital, en la sección de enfermos terminales.

Entro en su habitación y la veo con su carita acabada, la toco y sus manos están frías, su sonrisa no está, no está. La veo y no entiendo cómo pudo suceder. VIH letras fatales que ahora están después de su nombre. Dios… ¡qué pasó con mi niña!, la que partió de mi lado con un mar de ilusión en sus ojos, la que se fue a estudiar, la que mi llanto despidió, Dios… ¡por qué me la devuelves así!, cuando ya nada queda por hacer, cuando ni siquiera puede decirme qué paso, en dónde fallé, qué no le sirvió del amor que le di. Esto es una locura. El final de la vida de mi hija, y mi final.


Su corazón late lentamente, con dificultad, y cada latido agobia mi existencia. Su corta vida tan llena de logros y satisfacciones se desvanece y yo sólo puedo esperar, esperar a que despierte si es que despierta. Siento que mi hija se derrumba y Dios no escucha… ¿A quién puedo reclamarle? No soporto estar aquí. No puedo irme. No voy a dejarla sola, me desvanezco…


Ahora estoy volando, mi cuerpo abandona este miserable lugar y mi alma se nutre de recuerdos, de ese pasado que creí perfecto. Ella y yo aprendimos la alegría cada mañana, cada tarde, cada nuevo suceso en su vida de niña. Fuimos felices, a pesar de la temprana ausencia de su madre, nuestra familia de dos era bonita ¡éramos felices!, pero parece que la felicidad no basta para el futuro. Y quizá esa alegría sólo exista en mi recuerdo, quizá fuera solo mía, quizá nada estuvo bien… ¿O si no por qué ella sigue tendida aguardando a la muerte, mientras yo vuelo? ¿Por qué no renacen sus alas? ¡Levántate nena, ven conmigo!


Me siento inútil.


Ella, mi mayor alegría, es ahora el final de un cuento de terror. ¿Para qué habré tenido una hija? ¡Cállate, corazón, derrúmbate en silencio!, ese es el precio que tienes que pagar por haber estado con ella, por compartir su risa, sus ideas brillantes. No te acobardes corazón, y sufre, sufre.


Ya no vuelo, estoy en la sala de espera. Miro el reloj y son las tres de la mañana. No sé qué día es. No sé cuánto tiempo ha pasado. Estoy solo, solo.
Se abre la puerta y sale el doctor. Es un muchacho. Pienso que es demasiado joven para hacer de recadero de la muerte. Con un gesto me pide que lo siga a su consultorio. Camino por el pasillo y siento como si hubiera sido convocado al Juicio Final. Mis manos tiemblan. Yo tiemblo. Entramos y sin preámbulos dice:


−No queda nada por hacer, lo siento.


Me permitió verla por última vez. En esta ocasión su lecho de enferma no me produjo la misma inquietud. Solamente quería verla, no me importaba cómo, en qué estado. Sólo verla y sentir su mano.


Le acaricié el cabello, las mejillas… y abrió los ojos. Su mano aferró la mía, sonrió y dijo:


−Te amo papi, perdóname...

Se desvaneció.



Derechos reservados
© Natalia Castillo Verdugo

Comentarios

  1. frienddd...I think of tex...buen material..

    ResponderEliminar
  2. Cuando un cuento me impacta, no se si es por la forma o su contenido... o ambas cosas. Escribes muy bien. Este texto es muy bueno. Te invito a que participes de la convocatoria de la Revista Gavia (la revista literaria y cultural de la Universidad Distrital). La convocatoria está abierta para cuento, poesía y ensayo. Arial 12 espacio sencillo. Hasta la primera semana de agosto. Puedes enviar tus textos a revistagavia@gmail.com

    ResponderEliminar
  3. Suspiro al leerte, suspiro al imajinarte escribiendo, estas en tu cuarto un lapiz una hoja, hacen contacto, crean el universo del seguir viviendo.

    Milton Figueredo

    ResponderEliminar
  4. Estos cuentos, en especial este, son grandiosos. Que buen trabajo!!

    Andrés

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares